Gottlob! nun geht das Jahr zu Ende
BWV 028 // domingo después de Navidad
(Alabado sea Dios, el año se termina) para soprano, contralto, tenor y bajo, conjunto vocal, cornetto, trombón I-III, oboe I+II, taille, cuerda y bajo continuo
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Taller introductorio
Reflexión
Coro
Soprano
Lia Andres, Jessica Jans, Lena Kiepenheuer, Noëmi Sohn Nad, Noëmi Tran-Rediger
Contralto
Laura Binggeli, Stefan Kahle, Francisca Näf, Alexandra Rawohl, Lea Scherer
Tenor
Zacharie Fogal, Manuel Gerber, Tobias Mäthger, Walter Siegel
Bajo
Jean-Christophe Groffe, Israel Martins, Valentin Parli, Daniel Pérez, Philippe Rayot
Orquesta
Dirección
Rudolf Lutz
Violín
Renate Steinmann, Monika Baer, Patricia Do, Elisabeth Kohler, Petra Melicharek, Salome Zimmermann
Viola
Susanna Hefti, Matthias Jäggi, Stella Mahrenholz
Violoncello
Martin Zeller, Bettina Messerschmidt
Violone
Markus Bernhard
Corneto
Frithjof Smith
Trombón
Simen van Mechelen, Henning Wiegräbe, Joost Swinkels
Oboe
Andreas Helm, Philipp Wagner
Taille
Ingo Müller
Fagot
Susann Landert
Cémbalo
Thomas Leininger
Órgano
Nicola Cumer
Director musical
Rudolf Lutz
Taller introductorio
Participantes
Rudolf Lutz, Pfr. Niklaus Peter
Reflexión
Orador
Markus Gabriel
Grabación y edición
Año de grabación
16/12/2022
Lugar de grabación
St. Gallen (Suiza) // Kirche St. Mangen
Ingeniero de sonido
Stefan Ritzenthaler
Productor
Meinrad Keel
Productor ejecutivo
Johannes Widmer
Productor
GALLUS MEDIA AG, Schweiz
Producción
J.S. Bach-Stiftung, St. Gallen, Schweiz
Libretista
Primera interpretación
30 de diciembre de 1725, Leipzig
Texto
Erdmann Neumeister (movimientos 1, 4, 5); Johann Gramann (movimiento 2); Jeremia 32, 41 (movimiento 3); Paul Eber (movimiento 6)
Texto de la obra y comentarios teológico-musicales
1. Arie — Sopran
Gottlob! Nun geht das Jahr zu Ende,
das neue rücket schon heran.
Gedenke, meine Seele, dran,
wieviel dir deines Gottes Hände
im alten Jahre Guts getan!
Stimm ihm ein frohes Danklied an!
So wird er ferner dein gedenken
und mehr zum neuen Jahre schenken.
2. Choral
Nun lob, mein Seel, den Herren,
was in mir ist, den Namen sein!
Sein Wohltat tut er mehren,
vergiß es nicht, o Herze mein!
Hat dir dein Sünd vergeben
und heilt dein Schwachheit groß,
errett’ dein armes Leben,
nimmt dich in seinen Schoß,
mit reichem Trost beschüttet,
verjüngt, dem Adler gleich.
Der Kön’g schafft Recht, behütet,
die leiden in seinem Reich.
3. Rezitativ und Arioso — Bass
«So spricht der Herr: Es soll mir eine Lust sein, daß ich ihnen Gutes tun soll; und ich will sie in diesem Lande
pflanzen treulich, von ganzem Herzen und von ganzer Seelen.»
4. Rezitativ — Tenor
Gott ist ein Quell, wo lauter Güte fleußt,
Gott ist ein Licht, wo lauter Gnade scheinet,
Gott ist ein Schatz, der lauter Segen heißt,
Gott ist ein Herr, der’s treu und hertzlich meinet.
Wer ihn im Glauben liebt, in Liebe kindlich ehrt,
sein Wort von Herzen hört
und sich von bösen Wegen kehrt,
dem gibt er sich mit allen Gaben:
Wer Gott hat, der muß alles ha
5. Arie Duett — Alt und Tenor
Gott hat uns im heurigen Jahre gesegnet,
daß Wohltun und Wohlsein einander begegnet.
Wir loben ihn herzlich und bitten darneben,
er woll auch ein glückliches neues Jahr geben.
Wir hoffen’s von seiner beharrlichen Güte
und preisen’s im voraus mit dankbarm Gemüte.
6. Choral
All solch dein Güt wir preisen,
Vater in’s Himmels Thron,
die du uns tust beweisen,
durch Christum, deinen Sohn,
und bitten ferner dich:
Gib uns ein friedsam Jahre,
für allem Leid bewahre
und nähr uns mildiglich!
Markus Gabriel
Señoras y señores,
Después de habernos convertido en testigos, partícipes, co-conocedores de la revelación de lo bello, es mi tarea como filósofo cumplir con el imperativo «¡recuerda!», por lo que hoy ofreceré algunas reflexiones, es decir, reflexiones de este bello, que ahora todavía llevamos en el alma y que vamos a repetir, a partir de tres temas que, creo, esta cantata recorre con especial maestría: lo bello, el bien y Dios. Es decir, tres temas que, en este tiempo oscuro cuyo final deseamos – «¡Gottlob! Ahora se acaba el año» – son especialmente necesarios.
Empecemos por lo bello: lo bello, puede decirse, es la autorreferencia, la autorreferencia del arte. El arte es la puesta en acción paradigmática de la belleza. Es, como dijo el gran filósofo Platón hace poco más de dos milenios, lo que más destaca entre todo lo que existe: el ekphanestaton tôn ontôn, lo que brilla. Lo bello, pues, es la autorreferencia, la autorreferencialidad del arte. Y Bach, podemos decir, al elegir estos textos, si nos fijamos ahora en el texto de la cantata, trabaja muy conscientemente y en la habitual clase magistral en la que se mueve, con esta cualidad del arte. Comienza con «gottlob!», que no es sólo la exclamación, sino también, por supuesto, el anuncio de lo que ahora seguirá: una alabanza a Dios. Y también creo que irónicamente, tal como era – en el plano musical esto es bien conocido y bien analizado, y la elección de la letra también lo revela – naturalmente no se reprime con una pequeña insinuación sobre quién tiene aquí realmente el control de la composición. Cuando dice: «Dios es una fuente donde brota pura bondad», también se podría decir: Dios es un arroyo. Esa es la calidad del arte a la que me refiero, y señalaré algunos otros pasajes de nuestra cantata. Trabaja, por supuesto, el movimiento de esa autorreferencia en la escala que todos apreciamos, para la que hemos desarrollado un oído. Trabaja con ella, por supuesto, pero también el uso del texto, especialmente en esta cantata, es particularmente impresionante. Dios es, como he dicho, un manantial donde brota la bondad. Pero Dios es también una luz donde brilla la gracia pura. O como el gran filósofo Hegel definió el arte: El arte es la «apariencia sensual de la idea». La apariencia sensual de la idea y la idea aquí es la idea del bien. En el arte, el bien resplandece de un modo que no puede ser sustituido. No hay sustituto para el arte y no hay sustituto para esta obra. Puedo comentar la obra durante toda una vida y nunca será posible agotarla a través de eso, de mi comentario. Porque, como empecé mi reflexión, todos participamos en la interpretación de la obra: los intérpretes, al dar vida a la obra, y nosotros, los oyentes, que nos aseguramos de ser la obra resonante, la caja de resonancia de esta obra. La obra no puede existir sin los oyentes. Incluso el artista que compone la obra la escucha por primera vez. Incluso el artista depende de su obra. Nadie está por encima de la obra de arte. Por eso, esta obra de arte busca deliberadamente la cercanía a Dios. A esto llegaré en mis breves reflexiones finales; la cantata no escatima referencias a Dios y sobre Dios.
Bach también trabaja con el hecho de que, por supuesto, el poeta que cita, Erdmann Neumeister, ya utiliza él mismo esta característica del arte en las frases 1, 4 y 5. La palabra «nuevo» sólo aparece en estos movimientos. El «nuevo maestro» hace aquí su aparición, porque el nuevo año que ahora se aproxima es, al fin y al cabo, el año que el yo lírico, es decir, el que aquí canta, convoca y que nos habla en esta forma de ambientación, en los diversos niveles que el arte ofrece: visualmente la luz, vocalmente -se trata aquí del trabajo vocal- y, por supuesto, sobre todo a través de la música y de su propia imaginería. Así que esa es la belleza, la autorreferencialidad del arte y observará esta forma de autorreferencialidad en toda gran obra de arte. Esa es precisamente la diferencia esencial entre el kitsch, Madonna -perdónenme por asociar algo así con Bach e invocarlo aquí- y lo que hemos escuchado hoy. O, si se me permite, entre Goethe y Kim de l’Horizon, donde el contraste es aún mayor. También hay autorreferencia en Madonna, pero la Cantata de Bach tiene varios niveles de una composición que no puede remontarse a unos pocos patrones; para toda obra de arte, y por eso el arte se encarna de forma particularmente impresionante en la música, toda obra de arte es en su esencia composición. Es decir, la disposición de elementos que es irrecuperable y posible exactamente una sola vez. Por eso cada interpretación de una cantata es, en última instancia, otra obra en la que participamos. Y si se quiere, esta obra, esta cantata, es algo que discurre a través del tiempo, como la suma de todas las interpretaciones exitosas de esta obra. La obra no es lo que se ve en el texto musical, la obra no es lo que se ha escuchado una vez, sino que la obra es lo que se repite sin cesar en cada uno de nosotros. Como he dicho, ustedes son la caja de resonancia de lo bello. Eso forma parte de la dignidad humana que hoy está en peligro. Esto me lleva a lo bueno.
Lo bueno es la referencia ajena de lo bello, es decir, lo bueno es el lugar que lo bello encuentra en su tiempo. Lo bello y lo bueno están relacionados. El hacer lo moralmente correcto y el éxito superior, la vida exitosa son desterrados o, como las frases de Neumeister, musicalizados por Bach. Hacer el bien y ser bueno se encuentran. La benevolencia, el hacer lo moralmente correcto, y el bienestar, la experiencia de lo bello, se encuentran, y lo hacen en la bendición de esta obra. La bendición también aparece exactamente dos veces en el texto. Una vez como una bendición que Dios da, y en el hecho de que Dios nos ha bendecido en este año a través del encuentro, como dice el texto, de hacer el bien y ser bueno, y a través de esto se abre la perspectiva de un nuevo año, cuyo objetivo es, entonces como ahora en particular, que nosotros, la humanidad, nos alejemos de los malos caminos. Y esto sólo puede lograrse, nos dice esta obra, escuchando de corazón la palabra de Dios.
¿Y qué significa escuchar de corazón una Palabra de Dios? Pues significa ser partícipes de la creatio continua de esta obra. Significa escuchar la Palabra de Dios desde el corazón, participar en la realización de esta obra siendo caja de resonancia de algo absoluto.
Y eso nos lleva a Dios y ahí diré menos. Dios es un territorio peligroso para los filósofos y yo todavía soy demasiado joven para escribir un libro sobre Dios, me gustaría esperar hasta los ochenta años si para entonces me atrevo a hacerlo. Hasta la fecha soy prudente, aunque la «Religión Sternstunde» probablemente me motive a comentar sobre Dios en la televisión suiza el año que viene, y sin embargo aquí lo hago con más cautela. Dios es algo, dice San Anselmo, más grande que cualquier cosa que podamos pensar. Es conocido por una fórmula según la cual Dios es lo más grande que podemos pensar, razón por la cual Dios existe necesariamente. Pero continúa con la idea de que Dios es más grande que cualquier cosa que podamos pensar, y por lo tanto, en última instancia, no es un tema de la filosofía. Dios es un sujeto de revelación, y una forma en que Dios se revela es a través del lenguaje figurado no sólo de la Biblia y otros textos sagrados, sino también del lenguaje tonal que hemos escuchado hoy, que funciona precisamente con el hecho de que es posible hacer visible a Dios sin decir claramente quién o qué es Dios, o como nos enseña la Biblia: Dios nunca ha sido visto, Dios no ha sido visto por nadie, Dios es lo invisible y por tanto el punto de contacto de lo bello y lo bueno. Allí, donde lo bello y lo bueno se encuentran en una revelación, allí Dios se produce a Su imagen. Esto es todo lo que podemos saber y por ello termino suavemente en este punto y espero con impaciencia la repetición de esta gran cantata en forma magistral por nuestro «Neumeister». Muchas gracias.
Este texto ha sido traducido con DeepL (www.deepl.com).